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Perú, 18.01.2020 - Contenido publicado inicialmente por la agencia andina |
La capital festeja hoy 485 años de fundación. Hasta el siglo XIX, cada cuadra tenía un nombre distinto. La modernización del Centro Histórico implicó la creación de jirones con números pares e impares; y los pintorescos nombres coloniales solo quedaron para el recuerdo.
O era asunto de vesánicos o los limeños se alimentaban con suculentos caldos de cabeza de bonito para tener una memoria con la potencia de un GPS de última generación que les permitía capear la selva de cemento. Porque antes de la era republicana, Lima era un batiburrillo de nombres de arterias coloniales.
La primera cuadra del jirón Caylloma, por ejemplo, supeditaba las tristezas, era la calle Afligidos; a la cuarta, culturosa, se le conocía como Puerta Falsa de la Comedia, en honor al espacio escénico que hasta hoy ocupa el teatro Segura.
A la segunda del jirón Ica se le conocía como Comedia Vieja, y a la sexta, Orejuelas. Nombres curiosos, la duodécima de Junín se llamaba Mascarón del Prado. La segunda de Puno se llamaba Pregonería Vieja y la tercera, Azaña.
Más curioso aún Tacna: si la segunda cuadra era Mantequería, la siguiente era Comesebo, la cuarta –siempre tan religiosa– Pileta de las Nazarenas y la quinta se conocía secamente como Huevo.
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