Sechín: conoce la cultura anterior a Chavín que marcó un hito en la arqueología peruana

Este 2 de Julio se conmemoró el 82 aniversario de su descubrimiento por parte del sabio Julio C. Tello



Monolitos que conforman el muro perimétrico del complejo arqueológico Sechín, en la provincia de Casma, región Áncash.

El hallazgo del complejo arqueológico Sechín hace 82 años obligó a su descubridor y primer investigador, el sabio Julio C. Tello, a replantear su teoría de que Chavín era la cultura matriz de la civilización andina en nuestro país. A continuación, conozcamos detalles de esta urbe milenaria cuya revelación marcó un hito en la arqueología peruana.


Conocido también como Cerro Sechín o Sechín de las Estelas, el sitio arqueológico está localizado en el valle de la provincia ancashina de Casma, cerca de los ríos Sechín y Casma, así como a diez kilómetros de la costa.



Hito arqueológico e histórico

Según el arqueólogo Lizardo Tavera, si bien se considera que el descubrimiento del sitio Sechín ocurrió en 1937, hubo un contacto previo del “padre de la arqueología peruana” dieciocho años antes. Al retornar de su expedición al complejo de Chavín de Huántar, en la sierra ancashina, Julio C. Tello visitó la hacienda Tabón, en el valle de Casma, cuyo propietario guardaba una colección de piezas prehispánicas extraídas de cementerios de la zona. Algunas de ellas fueron donadas al Museo de Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, dirigida por Tello.



El 28 de junio de 1937, Tello se dirigía hacia la cuenca del río Marañón para proseguir sus investigaciones de la civilización Chavín, considerada hasta entonces como la piedra angular de las culturas peruanas. Al pasar nuevamente por Casma se detuvo en la hacienda Tabón e indagó por las piezas precolombinas encontradas años antes y que lo habían sorprendido.

El nuevo propietario de la hacienda le dijo que solo conservaba una piedra rectangular de mediano tamaño (84 por 73 centímetros), que presentaba una imagen grabada. Se trataba de una cabeza de perfil con rostro estilizado y el cabello alborotado. La pieza lítica sorprendió a Tello y decidió quedarse un tiempo en la hacienda para investigar más sobre este vestigio de lo que consideró una evidencia más de su teoría sobre la importancia e influencia cultural de Chavín.



La mañana del 1 de julio, Julio C. Tello exploró el cerro Sechín y descubrió varios vestigios arqueológicos. Enterado de la existencia de una “huaca” cercana, el sabio peruano se dirige al sector llamado “Indio bravo”, por la existencia de un monolito que lleva esculpida la figura de una especie de guerrero cuyo rostro exhibe sus dientes y el cabello ondulante.

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Con la ayuda de varios obreros, Tello excavó la zona cubierta de tierra y descubrió la existencia de varios monolitos de similares figuras a las del “indio bravo” que estaban semienterrados. Conforme avanzaba en el retiro del montículo de tierra, se revelaron más estelas que conformaban un muro perimétrico dentro del cual se desentrañó la existencia de varias estructuras de abobe con paredes en las que destacan figuras coloridas de apariencia mitológica.



Estudios posteriores a los reseñados por el padre de la arqueología peruana, dieron cuenta que la construcción del complejo Sechín es anterior al templo de Chavín de Huántar, lo que evidencia la primigenia existencia de la civilización asentada en el valle de Casma.

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